domingo, 23 de diciembre de 2012

Un desierto de sombras y manantial de fe


En un desierto de sombras y un manantial de fe..
En un desierto de sombras se encontraba un alma llena de soledad, con heridas que el camino le había dejado. Había vivido de todo. En algunas ocasiones quiso desaparecer, pues se sentía derrotada y sin consuelo. Estaba a punto de darse por vencida, pero justo en ese momento llegó una luz en medio de la sombra, como si hubiera brotado agua en el desierto. Era una luz tan deslumbrante y hermosa que el alma apenas creía lo que sucedía, y se preguntaba: “¿Cómo una luz tan hermosa puede estar aquí en medio de está oscuridad que me rodea?”. La luz, sabiendo lo que el alma pensaba, le respondió: “Yo estoy aquí para alumbrar tu oscuridad, para quitarla por completo y convertir este desierto que te rodea, lleno de sombras, en un manantial de fe. Estoy aquí para lavar y sanar tus heridas; estoy aquí para quitar tu soledad y convertirla en un arcoíris lleno de felicidad. Sólo sigue mi luz y deja que te saque de esta oscuridad”.

El alma no dudó en seguir la luz, pues anhelaba que alguien la pudiera salvar, sacar de su desierto y llevar a ese manantial lleno de fe que sólo podía encontrar al seguir la luz. Dios es esa luz en nuestra vida y nosotros somos el alma en el desierto. Él quiere sacarte de ese desierto en el estás. No temas, sólo corre a sus brazos y Él te llevará a su manantial de agua viva. No importa lo que hayas pasado antes, pues sanará todas tus heridas y te dará una nueva vida llena en la que ya no habrá soledad ni desiertos de oscuridad. ¡Dios quiere que tu vida sea como el arcoíris, llena de luz y no de oscuridad!
‘’Y otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, más tendrá la luz de la vida’’ Juan 8:12